Información sobre el estado de salud de la elefanta Pelusa

-Prensa MLP-

El equipo veterinario del Jardín Zoológico y los especialistas del Santuario de Elefantes de Brasil junto a la Fundación Franz Weber, mantienen un continuo seguimiento de la salud de la elefanta “Pelusa”.

El paquidermo pasó toda la jornada recostada, hidratada y alimentada con diversas frutas y verduras.

Se realizaron estudios de sangre, orina, temperatura y ritmo cardíaco constantes. Durante la jornada del viernes, los resultados fueron estables conforme a la situación que presentaba Pelusa, un elefante en estado de vejez y con una enfermedad en sus patas (pododermatitis crónica).

En tanto que los resultados obtenidos durante la jornada de hoy, demostraron un desmejoramiento en algunos valores sanguíneos, situación coincidente con una notoria disminución de su estado de ánimo.

En ese contexto, se tendió una carpa con calefacción de exteriores para protegerla del frío y rocío, y acompañarla profesionalmente.

Luego de un minucioso estudio encabezado por el Director del Santuario de Elefantes de Brasil, Scott Blass, se concluyó que el estado de ánimo de Pelusa no es el esperado, reflejado en la falta de voluntad de levantarse.

Ante estos casos, indicó que si ella no presenta signos de querer levantarse, no debe ser forzada para hacerlo, ya que la experiencia en casos similares a estos ha evidenciado que al tratar de levantarla en contra de su voluntad, el proceso puede ser un riesgo de muerte.

Ante esta situación, se seguirá de cerca su comportamiento y se mantendrá el protocolo de trabajo dispuesto, con una asistencia continúa sobre la salud de la elefanta.

El protocolo incluye mantener cerrado el predio y evitar que el restante personal del Zoo se encuentre recorriendo las inmediaciones al ambiente de Pelusa para que no se generen ruidos molestos.

La enfermedad de Pelusa

La elefanta Pelusa tiene 52 años de edad y vive desde hace 48 en el ambiente del Jardín Zoológico Municipal.

Padece desde hace 5 años una enfermedad (pododermatitis crónica) en sus patas traseras, producto de la vida en cautiverio, y originado por la imposibilidad de poder caminar grandes distancias, como debería hacerlo un animal de su especie en condiciones de libertad.

A raíz de esta afección, Pelusa hacía dos años que no se recostaba a dormir, ya que esta enfermedad -entre otras cosas- le genera la imposibilidad de poder levantarse por sus propios medios. Es por ello que el animal descansaba de pié, lo cual le generó un gran cansancio a lo largo del tiempo.

En 2017, por primera vez en su historia se le realizó un estudio de alta complejidad a para diagnosticar más profundamente su estado de salud.

A su vez, con el objetivo de poder brindarle una mejor calidad de vida, en los últimos dos años se colocó un piso de goma y calefacción en su recinto.

También se amplió al doble el tamaño del ambiente exterior para poder promover su movilidad y se estableció una estricta dieta lo que le generó un aumento en su peso de 250 kilos.

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