«Corporaciones en defensa de las entidades intermedias»: Editorial de Dr. Nicolás Castiglione, tesorero de FABA

/Fuente: Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos Aires- FABA Informa/


El caso de la Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos Aires: una expresión organizada de profesionales que, por decisión propia y a través de la participación voluntaria, se agrupan para defender derechos, establecer normas comunes, garantizar calidad, y ofrecer respuestas conjuntas a los desafíos del sistema de salud.

Por Dr. Nicolás Castiglione, tesorero de FABA

En tiempos de discursos simplificados, se vuelve urgente recordar el profundo valor de las instituciones que construyen ciudadanía desde lo colectivo. Las entidades intermedias como la Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos Aires (FABA), no son obstáculos burocráticos, ni intereses corporativos desligados de la realidad. Son expresiones organizadas de profesionales que, por decisión propia y a través de la participación voluntaria, se agrupan para defender derechos, establecer normas comunes, garantizar calidad, y ofrecer respuestas conjuntas a los desafíos del sistema de salud.

La FABA es una entidad civil, sin fines de lucro y de adhesión voluntaria. No representa al Estado, pero tampoco se opone a él. Su existencia no responde a la lógica del mercado, ni al poder de imposición, sino a una convicción compartida; la organización profesional mejora la calidad del servicio, protege a quienes lo brindan y, en última instancia, beneficia a toda la sociedad.

El objeto de la Federación es claro y transparente: lograr el constante progreso de la profesión bioquímica en sus aspectos éticos, científicos, técnicos y económicos, con el propósito de servir de la mejor manera posible tanto a los profesionales como a la sociedad en su conjunto.

A su vez, la gestión de FABA se apoya en principios sólidos que la orientan desde su origen. Uno de ellos es el compromiso con la equidad, promover que todos los pacientes puedan elegir libremente el laboratorio donde atenderse, y que todos los profesionales, sin importar dónde ejerzan, tengan acceso a las mismas oportunidades para desarrollarse y brindar un servicio de calidad.

Otro eje fundamental es la responsabilidad colectiva. FABA no solo defiende intereses individuales, sino que sostiene redes solidarias entre colegas, donde el aporte de cada uno fortalece al conjunto. Esta lógica compartida, solidaria, permite construir un sistema más equilibrado y sustentable, donde el bienestar común no es una consecuencia casual, sino una meta deliberadamente buscada.

Estos valores: equidad, responsabilidad, vocación de servicio, son los que guían cada decisión, cada política y cada representación institucional. No son consignas vacías, son prácticas concretas que sostienen, día a día, el trabajo de cientos de profesionales al servicio del diagnóstico clínico en toda la provincia.

Un nexo entre financiadores y prestadores bioquímicos

Uno de los papeles centrales que cumple FABA, y que suele ignorarse en ciertos discursos, es el de ser nexo entre los financiadores del sistema (obras sociales nacionales, provincial, sindicales y empresas de medicina prepaga) y los prestadores bioquímicos. La Federación garantiza que esa compleja red de relaciones funcione con criterios de equidad, trazabilidad y calidad profesional. Vale decir, negocia convenios, asegura el cumplimiento de los pagos y contraprestaciones, promueve estándares éticos y técnicos, y protege al profesional individual frente a desequilibrios estructurales que, de otra manera, lo dejarían en una posición de indefensión.

Negar el valor de estas entidades intermedias es desconocer cómo funciona el sistema de salud en la práctica. Es confundir organización con obstrucción, y representación con privilegio, FABA no impone; convoca. No obliga; propone. Y no lucra; administra con fines institucionales los recursos que le confían sus miembros, en función de objetivos comunes.

Las entidades intermedias como FABA existen porque los profesionales las consideran necesarias. Y eso es, en sí mismo, un dato político relevante. Cuando desde el poder público se desprecia o deslegitima su existencia, se erosiona un pilar clave de la democracia participativa, la posibilidad de organizarse libremente para construir una voz colectiva, técnica y profesionalmente calificada.

No defendemos nuestra existencia por inercia, sino por convicción. Porque creemos en el valor de la organización profesional. Porque sabemos que sin este entramado, los vínculos entre los distintos actores del sistema de salud se volverían caóticos, ineficaces e injustos. Y porque seguimos teniendo la certeza de que la salud, como derecho, necesita instituciones sólidas, comprometidas y profundamente humanas.

Por eso estamos. Y por eso seguiremos estando.

“Toda definición prematura es una forma de ignorancia.” José Ingenieros

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