/Fuente: Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos Aires /
Principios fundamentales para aceptar con serenidad aquello que no se puede controlar y centrarse en el desarrollo personal y la mejora continua. Atributos que nos acompañan desde el momento que decidimos ejercer la Bioquímica como profesión.

Por Dr. Claudio H. Cova, Presidente de la Federación Bioquímica de la provincia de Buenos Aires.
Los estoicos son seguidores de una antigua escuela filosófica fundada en Grecia por Zenón de Citio alrededor del 300 a.C, que promueve la virtud, la razón y la autodisciplina como principios fundamentales para alcanzar la felicidad. Su doctrina enseña a aceptar con serenidad aquello que no se puede controlar y a centrarse en el desarrollo personal y la mejora continua.
Los bioquímicos estoicos combinan el rigor científico con una actitud serena y reflexiva ante los retos del laboratorio. Su enfoque les permite mantener la calma ante los experimentos fallidos y aprender de cada resultado, valorando tanto el proceso como el descubrimiento. Esta filosofía les ayuda a perseverar, a trabajar en equipo y a encontrar sentido en cada paso de la investigación.
Los cuatro principios estoicos son: Sabiduría como prudencia, Templanza como autocontrol, Coraje como fortaleza y Justicia como moralidad.
Todos estos atributos nos rodean desde el momento que decidimos ejercer la Bioquímica como profesión, el guardapolvo como escudo y el compromiso por nuestros pacientes como horizonte y objetivo.
¿Alguien imagina después de 10 horas dentro de nuestros laboratorios seguir exprimiendo el día, mate en mano, con una sonrisa, con ganas, con una lapicera descontrolada marcando resultados para confirmar, fórmulas para colorear o tubos para rotular en espera de un viaje sin retorno hacia la quimioluminiscencia, sin tener la templanza como combustible no perecedero?
¿Podemos abrazar cada patología y abordarla, desnudándola hasta hacerla vulnerable sin que nos embargue la prudencia?
¿Sería probable que atravesemos el tiempo y nos mantengamos erguidos, invictos, con la guardia alta, preparados para cualquier circunstancia adversa, sino fuera el coraje nuestra armadura secreta?
Estoicos idóneos
A veces nos sorprende que seamos estoicos idóneos sin haber cursado ninguna materia que nos relacione con esta corriente filosófica tan inconscientemente arraigada en nuestro ser.
La realidad es una prueba permanente que supimos y sabemos superar, no está mal hacer de la supervivencia un estilo de vida, quizás ese es nuestro destino, el cual como buenos estoicos debemos aceptar.
La virtud, la razón y la autodisciplina vienen ya con nosotros desde hace siglos, quizás Zenón de Citio tenía entre sus pertenencias una cámara de Neubauer.