Actualidad científica: Nuevo mecanismo celular sería clave para tratar la diabetes

/Fuente: Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos Aires /


Un hallazgo de bioquímicos investigadores del Conicet que revela un fenómeno inédito en las células beta del páncreas productoras de insulina.

El equipo completo del laboratorio dirigido por Perone. Foto: gentileza investigador

Por Ana M. Pertierra

Un equipo de científicos del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (IIMT) — unidad de doble dependencia entre la Universidad Austral y el CONICET— liderados por el Dr. Marcelo J. Perone descubrió un mecanismo celular que podría transformar la manera en que se aborda la diabetes mellitus. El hallazgo, publicado en la revista internacional Cell Death & Disease (DOI: doi.org/10.1038/s41419-025-08059-0), demuestra que las células productoras de insulina (células beta pancreáticas) pueden aprovechar pequeñas dosis de estrés para activar mecanismos de adaptación y supervivencia, volviéndose más resistentes frente a daños posteriores. Así, los niveles circulantes bajos de IL-1β reacondicionan a las células β del páncreas a un estado de resiliencia, protegiéndolas de la muerte celular inducida por citocinas proinflamatorias y preservando la secreción de insulina estimulada por glucosa mediante un fenómeno llamado hormesis, por el cual un agente citotóxico, en pequeñas dosis, se torna beneficioso.

Este fenómeno, conocido como hormesis, revela que estímulos moderados —que tradicionalmente se consideraban perjudiciales— pueden tener efectos protectores sobre las células beta, preservando su función y la producción de insulina. El estudio abre la puerta al diseño de nuevas estrategias terapéuticas para prevenir la pérdida de células beta y, en consecuencia, el desarrollo de la diabetes.

Carolina Setula y Marcelo Perone., líderes del paper sobre diabetes. Foto: gentileza investigador.

La diabetes puede presentarse en diversas formas clínicas: las más prevalentes son las llamadas diabetes mellitus tipo 1 «históricamente denominada diabetes infanto-juvenil o insulino- dependiente», y la diabetes mellitus tipo 2 -que afecta a alrededor del diez a doce por ciento de la población mundial-. Es decir que, según estimaciones, la diabetes afecta a más de quinientos millones de personas en todo el mundo. “Actualmente, muchos investigadores trabajan para descifrar qué ocurre con las células productoras de insulina cuando se activan mecanismos que conducen a su muerte o disfunción. Comprender en detalle las moléculas que intervienen en procesos intracelulares que incrementen la resiliencia de las células beta ayudará a prevenir o tratar enfermedades metabólicas como la diabetes mellitus. Nuestro hallazgo abre la puerta al diseño de nuevas terapias para la diabetes”, señala Marcelo Perone, Doctor en Ciencias Bioquímicas, investigador independiente del Conicet y Director del Laboratorio de Inmuno-Endocrinología, Diabetes y Metabolismo del IIMT.

El trabajo surgió después de veinte años de investigación de la diabetes. El grupo de Perone ya había reportado avances para la comprensión de los mecanismos que disparan y sostienen la disfunción de las células productoras de insulina. Ahora, gracias a este hallazgo que surgió de experimentos bioquímicos de la becaria del CONICET Carolina Sétula, lograron dar un paso más hacia la comprensión de la biología de la célula productora de insulina.

Diseño experimental

Los investigadores trataron células beta con bajas dosis de la citoquina inflamatoria IL-1β. A diferencia de sus efectos dañinos en concentraciones elevadas, en dosis muy bajas la IL-1β observaron que se activaban respuestas protectoras y aumentó la resiliencia celular, preservando la producción de insulina.

“La estrategia empleada consistió en utilizar una citoquina inflamatoria, la interleuquina-1 beta (IL-1β), tradicionalmente conocida por sus efectos perjudiciales sobre las células beta, ya que en concentraciones elevadas puede inducir su disfunción o incluso su muerte, favoreciendo así el desarrollo de diabetes. Sin embargo, el estudio reveló que cuando se aplica en concentraciones muy bajas —similares a las que circulan normalmente en la sangre bajo condiciones fisiológicas, y mucho menores que las observadas durante procesos inflamatorios— la IL-1β puede activar mecanismos de adaptación que vuelven a las células beta más resistentes frente a futuras agresiones”, explicó Perone.

Esto significa que, lo que antes se creía dañino, podría ser protector: “Dosis muy bajas de una molécula inflamatoria, la IL-1β, ayudan a las células que producen insulina a fortalecerse frente a futuros daños, un fenómeno conocido como hormesis y que podría entenderse con la célebre frase atribuida a Friedrich Nietzsche: ´Lo que no te mata, te fortalece´”, resume Perone.

Este hallazgo sugiere que lo que en exceso puede ser perjudicial, en pequeñas cantidades puede fortalecer las defensas naturales de las células.

Un aporte de la ciencia básica a la aplicación clínica

Según Perone, “los resultados de este estudio ofrecen una nueva vía para el diseño de terapias más efectivas orientadas a proteger las células productoras de insulina y mejorar la calidad de vida de las personas con diabetes”.

Lo innovador del hallazgo –agrega el científico– es que trabajando con células pancreáticas productoras de insulina (células beta) hemos encontrado que cuando se las somete a situaciones de estrés leve durante un tiempo prolongado, estas son capaces de resistir a situaciones inflamatorias que de otro modo le ocasionarían disfunción y/o muerte, como ocurre durante la diabetes mellitus.

Este hallazgo permite conocer un poco mas la biología y la fisiología de las células productoras de insulina, un conocimiento clave para el desarrollo de nuevos tratamientos para la diabetes. “Predecir cómo este nuevo conocimiento podría impactar en el tratamiento de la enfermedad en el futuro… es arriesgado, pero para solucionar cualquier tipo de problema se debe siempre comprender cómo funciona”, puntualiza Perone.

En cuanto a este nuevo enfoque de la enfermedad, Perone señala: “Por el momento, nuestros resultados aportan a comprender mejor el funcionamiento de la célula beta y nos permite especular que es posible intervenir para hacer a las células beta mas resilientes a las injurias características de la diabetes”. Sin embargo –concluye– aun estamos en etapas iniciales de nuestros estudios y como tal llevará mucho tiempo mas encontrar una aplicación clínica. Necesitamos mas estudios.

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